El Mobile World Congres de Barcelona, ya constituido como una de las citas de referencia no solo para el sector del turismo y el tecnológico, es también un escaparate cada vez más importante para el conjunto de profesionales del sector del registro de patentes y de marcas.
La celebración de una cita de referencia mundial como el Mobile World Congres (MWC) ha supuesto para la ciudad de Barcelona un revulsivo en lo que a posicionamiento se refiere en el mundo de la tecnología avanzada. Es significativo como, año a año, la presencia de destacados miembros del mejor palmarés mundial de directivos de empresas tecnológicas dota al MWC de avales extra a la presentación de novedades y la concreción de acuerdos.

Muchas empresas descubren como, cuando un internauta busca el nombre de la compañía en Google, el primer resultado que aparece es un enlace hacia la competencia con una dirección mail, sospechosamente parecida a la nuestra. La cobertura legal con que otorga el registro de marcas, podría proteger las empresas ante esta práctica muy extendida.
Hace unas semanas en una excelente entrevista en El País, el francés Benoît Battistelli (París, 1950) que hace más se seis años que ocupa la presidencia de la Oficina Europea de Patentes, defendió la relación entre “patentes, crecimiento económico y empleo”.

Entre 2011 y 2012, los tribunales hicieron frente a una ola de denuncias entre Apple, Samsung, Google, Sony, etc. —que alcanzaron más de un centenar de casos en todo el mundo— en lo que mediáticamente se ha venido a llamar “La guerra de las patentes”.
Ahora, con motivo de la inminente celebración del Mobile World Congress en Barcelona, es un buen momento para tratar de extraer alguna lectura de esta elevada litigiosidad vinculada a la propiedad industrial, las patentes, los modelos de utilidad o las marcas que, en su corta vida, ha experimentado el sector móvil.
Para alguien que no está familiarizado con los sistemas legales para proteger las patentes en todo el mundo, decir que el sistema estadounidense está en riesgo puede parecer una locura, pero pienso que es muy cierto que los mecanismos de estímulo y protección de que ha gozado el país tradicionalmente se hallan en un callejón estrecho y peligroso para el futuro de la innovación vinculada a pequeñas empresas innovadoras como, en su tiempo, fueron Microsoft, Apple o Facebook.
El sector de las patentes farmacéuticas es uno de los ámbitos de inversión en I+D+i más importantes en todo el mundo y también uno de los mercados más estratégicos en el sector de las patentes, desde donde se gestionan el conjunto de derechos exclusivos concedidos al patentador de un nuevo medicamento o producto/tecnología del sector farmacéutico. La capacidad de tramitar una patente, enmarcada en este caso dentro de la que se considerarían propiedad industrial, se entiende por la susceptibilidad que tiene una inversión en investigación y el desarrollo para generar beneficios mundiales en el posterior proceso de comercialización por un período limitado de tiempo.
Muchos emprendedores tienen la impresión de que, hoy en día, en un mercado globalizado y atacado por la piratería no es viable proteger una marca mediante sistemas legales que aporten suficiente garantía. Todo lo contrario, es cada vez más importante, pues es la regulación lo que permite a las empresas protegerse realmente y anticiparse a los problemas que la mala praxis puede provocar. Este artículo va dirigido a todos aquellos que, en algún momento, han minusvalorado el papel de la protección de las marcas.

Hace cerca de 15 años se empezó a vislumbrar un nuevo eje geográfico en el mundo de las patentes, los modelos de utilidad, los registros de nuevas marcas o las solicitudes de patente internacional PCT. De hecho, en algo más de una década, del tradicional escenario Europa - Norte América —lo que muchas veces se ha venido a llamar el Eje Atlántico—, se ha pasado a una esfera en la que el principal actor se halla en el Pacífico. China y sus empresas (pero también las empresas y registrantes foráneos en este país), han decantado la balanza en el ámbito de la propiedad industrial e intelectual hacia este cada vez más consolidado Eje Pacífico.

Frecuentemente empleamos los datos sobre el registro de patentes para conocer la salud de la investigación, el desarrollo y la innovación de empresas e Instituciones. En este artículo queremos reseñar cómo los datos de patentes permiten conocer qué tendencias emergentes marca el ritmo de la innovación y, en cierto modo, como las patentes actúan como un oráculo para conocer el futuro de la innovación y la transferencia.

Año tras año, las estadísticas de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) nos permiten analizar la evolución del sector de las patentes y marcas. Ahora, con el ejercicio de 2015 cerrado, y tras superar el primer trimestre de 2016, se pueden hacer nuevas lecturas de las estadísticas que nos traen desde la OEPM. Así, los datos ponen de manifiesto el verdadero reto al que se enfrenta la economía de hoy: su orientación a mercados globales, competitivos y que requieren de productos y servicios que respondan a necesidades altamente exigentes.
Que las estadísticas de solicitud de patentes son un termómetro de cómo va la economía de un país es un lugar común aceptado en la mayoría de foros. Sin embargo, es interesante analizar cómo, frente a los sensibles datos de mejoras de la economía registrados en los últimos tiempos (retroceso paulatino del paro, el gráfico de sierra que dibuja el PIB español desde el inicio de la crisis o la recuperación del turismo) los datos de registros de patentes nacionales siguen retrocediendo.

¿Qué rol debe tener la universidad en el escenario de la innovación y la transferencia? ¿Qué relación debe existir entre la I+D+i que se desarrolla en los centros universitarios y la que se realiza y transfiere en las empresas? Estas cuestiones ahondan en el modelo de innovación que cada sociedad tiene y, en la actualidad, el modelo español presenta profundos retos.

En sector móvil en términos puramente económicos representa un 3.8% en el PIB global, si se suman las contribuciones directas (1.4% vinculado a los operadores móviles e industrias afines) e indirectas (2.5% procedente de las mejoras operativas que implica la tecnología móvil en la economía y la productividad global). Estos datos de la patronal empresarial global del sector, GSMA, demuestran cuán potente es el mundo Smartphone hoy en día.

Recientemente, cuatro de las principales universidades politécnicas de España (Madrid, Barcelona, Valencia y Cartagena), unidas en el llamado “UP4”, han acordado que sus investigadores desarrollen conjuntamente patentes. Se trata de una excelente noticia que, pienso, podemos tomar como punto de partida del análisis del llamado triángulo virtuoso que une universidades, empresas e instituciones en beneficio de la I+D+i.