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Que las estadísticas de solicitud de patentes son un termómetro de cómo va la economía de un país es un lugar común aceptado en la mayoría de foros. Sin embargo, es interesante analizar cómo, frente a los sensibles datos de mejoras de la economía registrados en los últimos tiempos (retroceso paulatino del paro, el gráfico de sierra que dibuja el PIB español desde el inicio de la crisis o la recuperación del turismo) los datos de registros de patentes nacionales siguen retrocediendo.
El ejercicio 2015 se cerró con el peor dato desde que se iniciara la crisis en 2007-2008. En ese ejercicio se alcanzaron las 3.783 solicitudes presentadas directamente en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). Si cerramos 2016 con “sólo” un rebaja de 1000 patentes menos, habrá quienes los cualifiquen de “éxito”.
Los datos actuales de registro de patentes directas nos hacen retroceder hasta las cifras alcanzadas en 1999
La abrupta contracción del volumen de patentes solicitadas deberíamos asumirlo como un gran déficit para la economía española, que ha visto que:
La esperanza se halla en las otras tipologías de protección
Si ponemos en contexto este dato con el resto de las principales posibilidades de protección que ofrece la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) veremos que:
En el análisis del global da datos, aunque la situación da muestras de cierta recuperación, para los expertos en patentes, el ininterrumpido retroceso de las patentes nacionales viene a representar la contracción en materia de I+D+i nacional.