Estimados Sres.:
Con la presente nos hacemos eco de la comunicación del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Industrial (COAPI) de 15 de Junio 2022 en la aborda el Metaverso: nuevos retos para clasificar productos y servicios.
Desde que Zukerberg decidió que Facebook pasaba a denominarse Meta, el término Metaverso (apropiado por cierto del mundo literario, probablemente sin pagar derechos de autor) está presente en nuestras vidas y por lo que se vislumbra ha venido para quedarse, configurando el nuevo entorno dentro del mundo digital. Un salto cualitativo hacia un universo nuevo, que además puede estar conformado por varios de estos entornos (multiversos, en los que los gurús del invento quieren que empecemos a sumergirnos.
Cuando redacto esta reseña se va a impartir un webinar jurídico*, que se anuncia como el primero en realizarse para el metaverso, para lo cual, claro está, cada asistente deberá ir provisto de sus gafas de realidad virtual y haber creado previamente su avatar. Y en ello cada uno hará lo propio para configurarse tal y como se imagina, o lo que será más habitual, tal y como uno quiere que los demás lo reconozcan en este nuevo entorno, y es que algo de bueno debía tener este universo fantástico.
Pero al margen de lo lúdico, resulta manifiesto que esta nueva realidad paralela constituye un nuevo ‘El Dorado’ para las marcas, particularmente las de renombre que ya han comenzado a ampliar su cobertura mediante solicitudes que amparen el metaverso, y en general para todo el sector de la propiedad intelectual e industrial, al que no le queda más remedio que involucrarse de lleno en esta nueva tendencia y comenzar a prestar ayuda y asesoramiento a todas las empresas ávidas de nuevas aventuras empresariales en universos paralelos.
Pues bien, en este sentido, uno de los retos emergentes tiene que ver precisamente en la forma en que las diversas oficinas nacionales y/o regionales van a ir gestionando las nuevas solicitudes de marcas en cuya clasificación incorporan productos virtuales y servicios prestados en entornos del metaverso.
El problema estriba en que, como la realidad tecnológica siempre es más veloz que la jurídica, ni la Clasificación Internacional de Niza incorpora todavía términos relativos al metaverso (sí lo hace ya en relación con criptomonedas y cadenas de bloques), ni las oficinas tienen todavía claras las directrices para clasificar adecuadamente las nuevas solicitudes de marcas adaptadas al metaverso.
En este sentido, oficinas como la EUIPO, empiezan a trasladar unas sugerencias de clasificación, mientras debaten internamente la configuración de unas directrices oficiales al respecto.
Así pues, imaginemos una empresa con marcas para el sector de la moda que ya dispone de registros en la clase 25 y que quiere proteger esos productos en el metaverso. La recomendación es que sus productos se soliciten ahora como productos digitales en la clase 9 (‘Productos virtuales descargables, en concreto, prendas de vestir, calzado y sombrerería, para su uso en línea y en mundos virtuales en línea’) y que además se refuercen los servicios de venta de estos productos en la clase 35 (‘Servicios de venta al detalle de productos virtuales, en concreto, prendas de vestir, calzado y sombrerería; todos los productos mencionados para su uso en línea y en entornos virtuales’).
Esperamos que esta información sea de su interés para poder conocer mejor esta nueva realidad y los aspectos que se deberán tener en cuenta.
